Dulce, agridulce o picante, es el alimento que da color, sabor y aroma a muchos platos de la gastronomía española.
Con su color rojo intenso y su sabor y aroma ahumados, el Pimentón de la Vera se ha convertido en un producto imprescindible en la buena cocina.
Es un ingrediente muy apreciado que cuenta con denominación de origen propia, lo que significa que tanto su cultivo como sus técnicas de producción artesanal están controlados. Ambos son responsables del aroma, el sabor y el color característicos de este producto único.
Su producción anual ronda los 4,5 millones de kilos y sus variedades dependen de los pimientos utilizados en su elaboración. Dulce para los pimientos Bola y Jaranda, agridulce para los pimientos Jaranda y Jariza y picante para los pimientos Jeromín, Jariza y Jaranda.
La zona de producción comprende los municipios de los parques naturales de La Vera, Campo Arañuelo, Valle del Ambroz y Valle del Alagón, en el norte de la provincia de Cáceres.
Sus orígenes se remontan a 1493, cuando Cristóbal Colón trajo pimienta de América en su tercer viaje. Se originó en Perú y Bolivia, desde donde se extendió a América Central y del Sur.
Los primeros registros del cultivo del pimiento en la provincia de Cáceres se remontan a finales del siglo XV. Fue iniciada por los monjes jerónimos del monasterio de Guadalupe, que la difundieron a otras comunidades jerónimas, y llegó al monasterio de Yuste, en La Vera. El cultivo se estableció finalmente en la región a mediados del siglo XVII en pequeñas terrazas en la margen derecha del río Tiétar, conocidas como linares, que sustituyeron al cultivo del lino. La planta está perfectamente adaptada a esta zona por su particular microclima, con inviernos muy suaves y veranos secos, lo que favorece su desarrollo.
La industria textil artesanal de la región no pudo competir con la moderna industria catalana y, por tanto, fue abandonada. A partir de entonces, los linares se dedicaron al cultivo del pimentón, y fue este cultivo el que cambió la situación económica y social de la comarca desde principios del siglo XX. La Vera ya era una importante zona productora de pimiento a principios del siglo XIX, y la creciente demanda de pimentón hizo que se ampliara su cultivo.
Secado
Las lluvias de otoño, que coincidieron con la cosecha de pimientos (septiembre-octubre), hicieron necesario desarrollar un método alternativo al secado al sol. Con la creciente importancia del cultivo del pimiento y el desarrollo del método de preparación de los pimientos, que inicialmente utilizaba los métodos tradicionales de tostado y machacado en mortero, se desarrolló un sistema que permitía secar el fruto en grandes cantidades, pero con la misma fuente de calor, el humo de la leña quemada. En el siglo XVII, los campesinos de la comarca Verata desarrollaron un secadero vertical con un hogar inferior, que se utiliza desde entonces en la región.
Inicialmente, los pimientos secos se trituraban en el propio secadero con pisones de madera hasta que, para aumentar la cantidad, los agricultores comenzaron a utilizar los molinos hidráulicos de grano de las gargantas de La Vera, a los que transportaban los pimientos en grandes sacos o «maquilones».
Los pimientos así obtenidos se conocían como «Pimentón de la Vera» y se distinguían claramente de los producidos en Murcia por las variedades utilizadas y la forma de secarlos. El término se asoció a los pimientos ahumados producidos en esta zona y, por extensión, a los pimientos producidos por el mismo método en todo el norte de Cáceres. A continuación, los pimientos secos se llevan a una fábrica en la que se someten a un cribado selectivo mediante máquinas y se trituran para convertirlos en polvo.
El contenido de antioxidantes de este pimiento es elevado, ya que el lento proceso de secado al humo proporciona una buena conservación al alto contenido de carotenoides del fruto. Otra de sus propiedades es la prevención de la anemia gracias a su alto contenido en hierro, lo que lo convierte en un condimento ideal para los deportistas. Al ser rico en fibra, favorece la función intestinal.